16/5/06

I ANIVERSARIO: JUAN CARLOS ZAMBRANO

Con cierta frecuencia, al ojear en pantalla el diario que al día siguiente vamos a ofrecer a nuestros lectores, no puedo evitar marcharme con la misma sensación: nos ha vuelto a salir un periódico aburrido. Las razones para explicar este preocupante fenómeno están, bajo mi punto de vista, basadas en dos cuestiones fundamentales:
A. Por un lado, los últimos responsables del aspecto gráfico (diseñadores) estamos trabajando para nosotros mismos, explorando las tendencias que nosotros creemos que 'se llevan' en este momento. Hemos visto que otros ganaron premios usándolas, pero nunca pensamos si en nuestro diario y para nuestros lectores resultan las más acertadas. Tampoco nos solemos plantear si nuestra estructura redaccional es capaz de soportar esos niveles de innovación, de modo que en no pocas ocasiones nos encontramos con modelos que paulatinamente se van desvirtuando por la dificultad de llevarlos a la práctica diariamente.
B. Por otro lado, los últimos responsables del contenido (redactores) están, en su mayoría, escribiendo para ellos mismos y sus interesadas fuentes informativas, sin pensar que, tal vez, el lector de a pie que cada día compra la mayoría de nuestros ejemplares no demanda esos temas, ni mucho menos los tremendos despliegues que a veces aparecen sobre cuestiones que poco o nada le interesan.

El periódico moderno tiene, pues, la obligación de dirigir su mirada hacia aquellos que, por momentos, parecen ser los grandes olvidados en las redacciones: los lectores. Estoy convencido de que, a causa de deformaciones de tipo profesional, tenemos una percepción equivocada de lo que interesa a la persona que lee un periódico. A continuación detallaré algunos errores que creo que deben subsanarse en el futuro si no queremos perder los pocos fieles que nos van quedando.

1. El lector no tiene un tiempo ilimitado para leer el periódico. Vive deprisa y diversifica sus momentos de ocio en innumerables actividades. Tenemos que ser más directos en nuestra forma de plantear la noticia, con titulación más breve e imaginativa y textos más cortos. Debemos explorar opciones de columnado que nos permitan plantear páginas con menos texto base, más ilustraciones y múltiples vías de acceso. No debemos olvidar que Internet está terminando con el sistema tradicional de lectura. El lector ya no lee de corrido, va saltando de un lado a otro en función del interés que en ellos despiertan los puntos de entrada a la noticia. En este aspecto, nos queda mucho que aprender de nuestros competidores los gratuitos.

2. El lector es más tolerante de lo que creemos. No podemos aferrarnos a la idea de que una portada que rompa la ortodoxia visual del medio va ser inmediatamente rechazada por nuestros lectores más fieles. Si el planteamiento es imaginativo, el lector lo agradecerá. No entiendo ese tremendo miedo a apostar que a veces manifiestan nuestros editores en un producto tan rítmico y cambiante como es un diario.

3. El lector agradece una buena selección del material gráfico. Poner en una doble página todas y cada una las fotos estupendas que cada día nos ofrecen los reporteros gráficos no es el camino. Hay que saber valorar la mejor y subordinar adecuadamente las que son complementarias. No debe darnos miedo colocar fotos de pequeño tamaño (el lector está muy acostumbrado a verlas en las webs, las pantallas del móvil, las búsquedas de Google...). Es preciso pronunciar más el contraste entre la foto elegida y la auxiliar. Hay que apostar por la figura del editor gráfico. Y, qué duda cabe, hay que respetar, en la medida de lo posible, los encuadres originales, porque una foto mal cortada, por muy grande que sea, raramente funciona.

4. El lector se da cuenta de que hemos puesto una foto 'de archivo'. Las ilustraciones son una forma imaginativa de relanzar un buen tema. Es más cómodo escribir la información y dejar la caja vacía para que al final alguien la llene con una foto ya publicada, pero es una patada más contra un colectivo (los ilustradores gráficos) cuya presencia es preciso reivindicar. Sólo ellos son capaces de enriquecer la página con nuevos valores informativos a través de sus imágenes.

5. El lector adora la infografía. Pese al 'boom' de los últimos años, la buena coordinación entre elementos infográficos y elementos textuales sigue siendo una de las formas más efectivas de contar cualquier historia. Todo buen periódico tiene la obligación de dispersar por toda su estructura redaccional un grupo de 'ojeadores' capaces de detectar aquellos temas que sean infografiables. El esfuerzo siempre merece la pena.

6. El lector agradece el orden. Los elementos de señalización y navegación no pueden ser olvidados en un periódico competitivo. Ya dije antes que el lector no tiene mucho tiempo para leer. No podemos permitirnos el lujo de que se pierda en nuestra estructura. Es preciso recordarle en cada instante dónde está y qué está leyendo. Epígrafes, corondeles y filetes han sido y deberán seguir siendo nuestra obsesión, a menos que encontremos un mejor modo de ordenar nuestros contendidos. La crisis del papel nos obliga a recortar paginación añadiendo nuevos retos al trabajo de ordenar páginas donde no hay más remedio que introducir muchas informaciones. El color y la tipografía también deben ser cuidadosamente estudiados. Abusar de ellos contribuye al caos. Elegirlos caprichosamente tampoco parece el camino adecuado. Yo propongo un uso inteligente de ambos basado en el perfil sociológico del medio. No en vano, son dos aspectos fundamentales que definen nuestra personalidad visual.

7. El lector necesita ritmo. No podemos permitirnos el lujo de caer en la monotonía. Debemos adoctrinar a nuestros maquetadores para que sean un poco más periodistas y sepan ir más allá de los esquemas recurrentes. Muchas veces no sabemos distinguir los géneros informativos y acabamos planteando siempre la misma maqueta. Un par de buenos reportajes con presencia infográfica, una entrevista gráficamente bien editada, un perfil acompañado de un buen dibujo... cualquier recurso resulta efectivo para alterar el ritmo y crear un producto dinámico.

Escuchar atentamente estos mensajes que el lector moderno nos está lanzando son algunas claves, a mi modo de ver, para hacer del periodismo impreso un negocio de éxito.

Juan Carlos Zambrano.
Redactor Jefe de Diseño de Diario de Sevilla

1 comentario:

Anónimo dijo...

En aras de la "efectividad" no se debe "adoctrinar" a los maquetadores, al menos, si no es con un mínimo de rigor gramatical respecto del empleo del modo imperativo.

"ESCUCHAR atentamente estos mensajes"

De otro modo aquél con intención de adoctrinar perdería crédito si no se dirige a sus con la corrección esperada a sus adeptos.

Bien valdría que un aspirante a tomar la férula de la doctrina en sus manos empleara con correción este modo de "auctoritas" que es el imperativo mudando el incorrecto "Escuchar" por el regular "Escuchad".

Gracias.

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