16/5/06

I ANIVERSARIO: ALBERTO CAIRO

La infografía sobrevivirá al futuro en primer lugar en la medida en que interioricemos que los infografistas son más periodistas que diseñadores gráficos. Periodistas en el sentido de, como dicen los anglosajones, "storytellers" (narradores de historias).
Y es que esta profesión surge de la hibridación de numerosas disciplinas: somos mestizos y ello provoca la mayor parte de los problemas que surgen en las redacciones: los "plumillas", sobre todo los más veteranos, no nos comprenden, aun después de tanto tiempo viendo cómo trabajamos. La primera labor que debemos afrontar para modernizar una redacción es educativa: los gráficos informan. Suena simple y manido, pero conviene recalcarlo. Mi experiencia es que existen todavía demasiadas publicaciones en las que los infografistas son, además, ilustradores, maquetadores y, si se me apura, hasta diseñadores de anuncios. Eso no es ético. Ni sano. Y está en nuestra mano cambiarlo.
La segunda clave para el futuro es el propio desarrollo profesional en dos sentidos: científico y técnico.
En primer lugar, cualquier infografista (y, por extensión, cualquier diseñador gráfico) debe poseer como mínimo un conocimiento básico de cómo adquirimos y procesamos información visual. Libros como "Cómo funciona la mente" (Steven pinker) o "Visual Inteligence" (Donald David Hoffman) son un buen comienzo. Hay que ir un poquito más allá de Tufte o Richard Saul Wurman. Llevamos dos décadas de revolución en ciencia cognitiva y sus resultados no parecen llegar correctamente a las escuelas de comunicación, todavía demasiado ancladas en modelos caducos, demasiado dependientes de los "estudios culturales".
El lado técnico tiene que ver con el dominio de las nuevas herramientas, y no hablo sólo de las relacionadas con Internet. El gran cáncer de las redacciones es la comodidad (que deriva, por desgracia, en pura desidia), lo sencillo que es poner el piloto automático y continuar haciendo lo mismo durante años sin prestar atención a lo que ocurre en el mundo exterior. Sin comprender que el siguiente paso natural en la evolución de la infografía es el multimedia y que debemos adquirir (y aplicar) conocimientos de 3D, vídeo, audio y programación.
Ese cáncer se percibe también en la universidad: demasiados profesores que se escudan en el "mi obligación es enseñar conceptos, no software", una frase que se ha convertido en eslogan, pero que no deja de ser una mera (y mala) excusa para evitar el esfuerzo de renovarse. Por muy bueno que sea el "concepto", cualquier proyecto será un fracaso si no se dominan las herramientas necesarias para ejecutarlo.
Como apunte final, recordemos que las nuevas generaciones no cuentan historias como las contamos nosotros y, lo que es más importante, no leen (ni ven, ni oyen) como sus padres o hermanos mayores. Debemos comprender de qué forma obtienen información si queremos mantenerlos interesados. Si queremos sobrevivir, en suma.

Alberto Cairo
Assistant Professor at the School of Journalism and Mass Communication, University of North Carolina at Chapel Hill

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