Cuando uno trabaja en el mundo
del periodismo impreso –sí, esa especie “en extinción” – tiene manías que otros
periodistas no suelen tener. Por ejemplo, nos encanta el olor a tinta fresca de
las rotativas o abrir una revista recién comprada y oler hasta sus entrañas el
aroma a CMYK. Somos así.
Del mismo modo, los que nos
dedicamos expresamente al diseño de prensa sufrimos una especie de
sobreexcitación cuando oímos que en algún lugar del mundo mundial va a haber un
rediseño o un nuevo medio impreso estrenando diseño. ¿Se acuerdan de aquello
que los de la EGB aprendimos en filosofía del perro de Pavlov? Pues eso. Lo
mismito.
Y estos siete últimos días
nuestras glándulas salivales han tenido más trabajo del que habitualmente
tienen. El jueves pasado estrenó rediseño un pequeño –aunque ya con 20 Estadio Deportivo.
Le hacía falta, aunque no sabemos si el ‘lavadodecara’ (como ellos lo han bautizado)
ha sido tan profundo como necesitaban. Y, para colmo, en un movimiento
sorpresivo El País anunciaba a finales de semana que el lunes 11 salía con un
rediseño de su no-tan-antiguo diseño (era de 2007).
Excitación, sí, pero estos
movimientos en el departamento de diseño implican, inevitablemente,
preocupación. Porque cuando un medio se rediseña en un periodo de tiempo corto
suele ser porque las cosas no van bien.
El País ha estrenado rediseño,
albricias, quizás también deberían
haberlo llamado ‘lavadodecara’. ¿Es mejor? ¿Se entera el lector? ¿Le interesa?
Quizás lo que más vaya a llamarle la atención es que no hay parrilla de TV
(NOTA PERSONAL: llevo años luchando por eliminarla allí donde he estado) ni
página de Bolsa (NOTA PERSONAL: en esto llegan tarde; hace unos nueve año que
los diarios de Vocento no la llevan). De lo demás, encontraréis mil análisis,
mil opiniones. Lo interesante: no sabemos si valdrá para algo.