La desaparición de Carlos Pérez de Rozas del organigrama de La Vanguardia está provocando comentarios por lo sorpresivo. Por un lado, en Cuatrotipos apuntan: "En cuanto al diseño destaca el ascenso de José Alberola al puesto de Subdirector de Arte y la inesperada eliminación del Director Adjunto de Arte; Junto con la redactora-jefe de diseño Rosa Mundet, el enérgico e inimitable Carlos Pérez de Rozas ha desaparecido del staff del periódico. Ya se sabe que las mudanzas destacan entre las causas de divorcio, pero nunca imaginaría que un 'no rediseño' podría quebrar de manera semejante la estructura organizativa de un diario".
Más contundente es el artículo que publicó Joan Foguet el pasado día 27 en Comunicació21 titulado "Carlos Pérez de Rozas" y que traducimos a continuación del catalán:
Vivimos en una sociedad que sobrevalora los cambios. Cambiar por cambiar, por hacer limpio y fuego nuevo, por dar una imagen diferente. Al fin y al cabo no son más que tópicos a menudo estériles. Como se ha explicado de manera diáfana en esta publicación el rotativo La Vanguardia modifica su formato. Los anuncios decían “'La Vanguardia' no cambia”. Pero sí, y tanto que cambia. Y más teniendo en cuenta que hablamos de diseño. El director de arte ya no será el mismo. El subdirector de arte del diario, José Alberola, que seguro que lo hará estupendamente y no hay nada a decir de él, se convertirá en máximo responsable de este departamento del diario. La pregunta que hace falta hacer es: ¿y el que había antes? Pues antes, y durante veinte años, el director de arte del diario fundado el 1881 por Don Carlos y Don Bartolomé Godó ha estado en Carlos Pérez de Rozas.
No escribo por pedir un homenaje público sino por exigir al diario que se comporte cómo se comportan los caballeros. Carlos, primeramente, es un ser humano excepcional y, segundo, tiene un currículum y una hoja de servicios difíciles de encontrar. En La Vanguardia no sólo participó en el rediseño de Milton Glaser y Walter Bernard de 1989, fumando puros en Nueva York negociando con los yanquis, sino que también trabajó con el gran Fermín Vílchez en el diseño del Periódico de Catalunya. Para los más mitómanos y nostálgicos recordaré que formaba parte de la revista Destino, y tenía de contertulios no sólo a Néstor Luján sino que también había traído en coche a Josep Pla. Carlos Pérez de Rozas fue jefe de sección del Diario de Barcelona, del Periódico de Catalunya y de la edición de Cataluña del País. En el año 1984 fue redactor jefe de El Periódico.
Con respecto a reconocimientos hace falta subrayar que ha obtenido dos premios Laus de Oro al 1990 y al 1993. Además, los años 1992 y 1999 colaboró en los rediseños de El Mundo Deportivo.
Estos son parte de los méritos de un hombre de diario, un periodista de piedra picada, un animal de la fotografía. Y parece mentira que en La Vanguardia, donde se dice que es el mejor lugar para jubilarse , tengan la extravagante idea de degradar a quien ha sido número tres del diario durante tantos años y arañarle la dignidad. Ya veremos como acaba, pero el rediseño de La Vanguardia se ha llevado por delante una de las almas del periodismo catalán. El problema no es que en Pérez de Rozas no tenga futuro, que sí que lo tiene, sino que entre periodistas no nos podemos tratar como si fuéramos bestias.
Carlos te admiramos. Carlos te estimamos.
Joan Foguet
Más contundente es el artículo que publicó Joan Foguet el pasado día 27 en Comunicació21 titulado "Carlos Pérez de Rozas" y que traducimos a continuación del catalán:
Vivimos en una sociedad que sobrevalora los cambios. Cambiar por cambiar, por hacer limpio y fuego nuevo, por dar una imagen diferente. Al fin y al cabo no son más que tópicos a menudo estériles. Como se ha explicado de manera diáfana en esta publicación el rotativo La Vanguardia modifica su formato. Los anuncios decían “'La Vanguardia' no cambia”. Pero sí, y tanto que cambia. Y más teniendo en cuenta que hablamos de diseño. El director de arte ya no será el mismo. El subdirector de arte del diario, José Alberola, que seguro que lo hará estupendamente y no hay nada a decir de él, se convertirá en máximo responsable de este departamento del diario. La pregunta que hace falta hacer es: ¿y el que había antes? Pues antes, y durante veinte años, el director de arte del diario fundado el 1881 por Don Carlos y Don Bartolomé Godó ha estado en Carlos Pérez de Rozas.
No escribo por pedir un homenaje público sino por exigir al diario que se comporte cómo se comportan los caballeros. Carlos, primeramente, es un ser humano excepcional y, segundo, tiene un currículum y una hoja de servicios difíciles de encontrar. En La Vanguardia no sólo participó en el rediseño de Milton Glaser y Walter Bernard de 1989, fumando puros en Nueva York negociando con los yanquis, sino que también trabajó con el gran Fermín Vílchez en el diseño del Periódico de Catalunya. Para los más mitómanos y nostálgicos recordaré que formaba parte de la revista Destino, y tenía de contertulios no sólo a Néstor Luján sino que también había traído en coche a Josep Pla. Carlos Pérez de Rozas fue jefe de sección del Diario de Barcelona, del Periódico de Catalunya y de la edición de Cataluña del País. En el año 1984 fue redactor jefe de El Periódico.
Con respecto a reconocimientos hace falta subrayar que ha obtenido dos premios Laus de Oro al 1990 y al 1993. Además, los años 1992 y 1999 colaboró en los rediseños de El Mundo Deportivo.
Estos son parte de los méritos de un hombre de diario, un periodista de piedra picada, un animal de la fotografía. Y parece mentira que en La Vanguardia, donde se dice que es el mejor lugar para jubilarse , tengan la extravagante idea de degradar a quien ha sido número tres del diario durante tantos años y arañarle la dignidad. Ya veremos como acaba, pero el rediseño de La Vanguardia se ha llevado por delante una de las almas del periodismo catalán. El problema no es que en Pérez de Rozas no tenga futuro, que sí que lo tiene, sino que entre periodistas no nos podemos tratar como si fuéramos bestias.
Carlos te admiramos. Carlos te estimamos.
Joan Foguet
6 comentarios:
Totalmente de acuerdo.
Todo es culpa de el nefasto director de la vanguardia, que por cierto, no sabe hablar, tiene graves problemas de diccion, el tal Jose Antich.
FUERA, FUERA, FUERA,
Carlos al poder! estamos contigo
Valore usted sr. ¨director¨,la experiencia,el buen hacer,y esa capacidad de energía de personas como el sr. Carlos Peréz de Rozas siempre han demostrado.
En esta vida se suele decir que tiene que haber de todo y claro está, de directores con pocas luces también los hay.
Valore usted sr. ¨director¨,la experiencia,el buen hacer,y esa capacidad de energía de personas como el sr. Carlos Peréz de Rozas siempre han demostrado.
En esta vida se suele decir que tiene que haber de todo y claro está, de directores con pocas luces también los hay.
Supongo que por alguna causa se ha roto el matrimonio La Vanguardia-Perez de Rozas. Un matrimonio que viene de muy antiguo y que costará asimilar. La Vanguardia sin un Perez de Rozas parecerá otra cosa y ya son demasiadas las que últimamente parecen separar al periódico de su tradicional estilo.
Estoy seguro que Carlos Perez de Rozas no se merece una salida así del periódico de su vida.
Lamentablemente los Godó actuales no parecen estar a la altura de sus antecesores en la dirección del periódico. (Antich no se hubiera atrevido a tanto sin contar con el Sr. Conde)
Suerte Carlos.
josep maria
Le debe la Vanguardia más a los Perez de Rozas que los Perez de Rozas a D. José Antich.
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